Después de estas elecciones pasadas, un pana me preguntó si yo creo que los votos que obtuvo Chávez son de verdad.
Le iba a responder con una línea del estilo "No importa lo que la gente vote, Chávez siempre la arregla", pero me dí cuenta que eso ni dice nada, ni explica lo que yo creo es el fondo del peo: El Chavismo no hace trampa sólo. Todo el país se hace trampa.
He aquí la respuesta que le envié al pana.
Pana
Contéstame una vaina ¿tu crees en esos números?
Yo le respondo
Si creo que los números sean ciertos.
Por supuesto que hay un componente de trampa. Pero no creo que hay una gran trampa, sino muchas pequeñas trampas que suman.
Como los cedulados a cambio del voto, los votos raros de gente muerta o de 150 años. O que todos los recursos del estado se dedican a la campaña. Y el miedo que le meten a la gente con el cuento de la automatización de que el que vote en contra de Chávez lo van a botar. Y el arriar a la gente a votar.
Y los clase media enchufados que prefieren seguir chupando. Además de eso, está el come-mierderismo propio del venezolano, que prefiere pan para hoy sin pensar en el mañana. Por eso creo yo es que los votos en cada elección siguen la cantidad de real que se reparta antes de ella.
Estuve en junio en Venezuela, y desde que vi la cantidad de real botado a la calle, le comenté a todo el que me quisiera escuchar que Chávez iba a ganar la elección muy fácil, tipo tranquilo.
Más bien me extrañó el repunte de la oposición. Que tampoco estuvo nunca como ganadora, sino como cercana. Y me extrañó porque el Capriles no le estaba ofreciendo nada a nadie, sólo una especie de Chavismo light, que yo pienso espantaba a los de oposición y repelía a los chavistas.
A todo el mundo se le olvida que antes y después del chavismo hubo y continúa habiendo gente seria que vive de medir la opinión de la gente. Uno que es muy consistente es Luis Vicente Leon de Datanalisis. Que siempre se tira de enemigos al gobierno y a la oposición, por no publicar barbaridades. Hasta la última encuesta de Datanalisis antes de la elección ellos midieron que a pesar del crecimiento de la intención de voto hacia Capriles, Chavez seguía siendo el ganador. Sólo se pelaron en la abstención, que fue menor que la que ellos midieron. Que yo creo que es en gran parte debido al arreo de gente.
A mi me parece bien que el Capriles haya reconocido la victoria de Chávez sin mucho pataléo, y se esté dedicando a reelegirse en Miranda.
Y después del Chavez, lo que viene es más de lo mismo. Los chavistas son los adecos de antes, que se cogían todo..... y los de oposición son los de izquierda de antes, que desfilaban pero no figuraban.
Con el chorro de real mal-invertido que le sigue entrado al gobierno, yo calculo que el Chavismo y otras derivaciones posteriores seguirán en el gobierno hasta que haya un cambio radical. Estilo la salida de Pérez Jiménez.
Y los que sacaron al Pérez Jiménez eran unos bichos mucho peor que él.
Mi conclusión es que esa corta etapa de ilustración que vivió Venezuela entre el Perezjimenismo y la decadencia de la Venezuela Saudita en los 90s fue una etapa atípica de una tierra de gente maldita que sólo ve su beneficio propio sin importarle ni para un coño el bienestar común.
Que mierda, ¿no?
Besitos,
Ramon
Aburridísimo
Pura paja aburrida
Monday, January 14, 2013
Monday, July 16, 2012
Funny Perl Guys
While trying to get a new install of Strawberry Perl configured in my computer, I accidentally entered in the CPAN console:
install JASON
and I got
Don't be silly, you can't install Jason Adams ;-)
Funny, although I don't even know who Jason Adams is.
install JASON
and I got
Don't be silly, you can't install Jason Adams ;-)
Funny, although I don't even know who Jason Adams is.
Saturday, July 21, 2007
Wishing for magic rain
Gente sin oficio vs. Gente crédula
The Times
July 21, 2007
Pagans fail to see the joke as giant finds company from the Simpsons
CERNE ABBAS Pagans have pledged to perform "rain magic" to wash away a giant picture of Homer Simpson that has been painted next to the Cerne Abbas Giant, their famous fertility symbol.
The image of the Simpsons character, which is 180ft (55 metres) tall, appeared next to the giant as part of a publicity stunt to promote The Simpsons Movie, which is due to be released this month.
The 17th-century chalk outline of the naked, aroused, club-wielding giant is believed by many to be a symbol of ancient spirituality. Many couples also believe that the Giant, which is carved in the hillside above Cerne Abbas, Dorset, is an aid to fertility.
The Simpsons figure, brandishing a doughnut, has been painted with water-based biodegradable paint that will wash away with rain. However, Ann Bryn-Evans, joint Wessex district manager for the Pagan Federation, said: "It's very disrespectful and not at all aesthetically pleasing. We'll be doing some rain magic to bring the rain and wash it away."
The Cerne Abbas Giant has previously been used to promote products such as as condoms, jeans and bicycles. He receives a full rechalking every 25 years.
The Times
July 21, 2007
Pagans fail to see the joke as giant finds company from the Simpsons
CERNE ABBAS Pagans have pledged to perform "rain magic" to wash away a giant picture of Homer Simpson that has been painted next to the Cerne Abbas Giant, their famous fertility symbol.
The image of the Simpsons character, which is 180ft (55 metres) tall, appeared next to the giant as part of a publicity stunt to promote The Simpsons Movie, which is due to be released this month.
The 17th-century chalk outline of the naked, aroused, club-wielding giant is believed by many to be a symbol of ancient spirituality. Many couples also believe that the Giant, which is carved in the hillside above Cerne Abbas, Dorset, is an aid to fertility.
The Simpsons figure, brandishing a doughnut, has been painted with water-based biodegradable paint that will wash away with rain. However, Ann Bryn-Evans, joint Wessex district manager for the Pagan Federation, said: "It's very disrespectful and not at all aesthetically pleasing. We'll be doing some rain magic to bring the rain and wash it away."
The Cerne Abbas Giant has previously been used to promote products such as as condoms, jeans and bicycles. He receives a full rechalking every 25 years.
Monday, April 30, 2007
Otro perdido más
Ya la cosa se está haciendo costumbre: Coje un taxi en Cairo y chorréate.
Hoy me tocó uno que no sólo estaba perdido, sino que además no hablaba Inglés, y además se creía el Fitipaldi de Egipto.
Resultado final: Dos horas de ida, 10 minutos de venida (por otra vía). Este chofer está bueno para mandarlo a buscar la muerte.
Nótese lo perdido del chofer, sobre todo al inicio del recorrido, le dimos la vuelta al cuadro dos veces, y después se metía por cualquier calle, no la conocía, se devolvía. El propio guía turístico, pues.
Hoy me tocó uno que no sólo estaba perdido, sino que además no hablaba Inglés, y además se creía el Fitipaldi de Egipto.
Resultado final: Dos horas de ida, 10 minutos de venida (por otra vía). Este chofer está bueno para mandarlo a buscar la muerte.
Nótese lo perdido del chofer, sobre todo al inicio del recorrido, le dimos la vuelta al cuadro dos veces, y después se metía por cualquier calle, no la conocía, se devolvía. El propio guía turístico, pues.
Labels:
Cairo,
loco'e bolas,
más perdío que'l hijo'e Limber
Sunday, April 29, 2007
Y ese poco'e piedras
Como cosa rara hoy me tocó un día tranquilo, y ya que ando en Cairo, ¿qué otra cosa que hacer sino y a ver las pirámides?
Me conseguí un chofer, loco'e bolas para manejar como todos, pero que al menos habla buen inglés, y se conoce la historia del sitio. O por lo menos echa unos cuentos muy convincentes, a lo mejor lo que hace es hablar pura paja, pero al menos el tipo habla como si supiera del tema.
Nos fuimos por el camino largo, dándole la vuelta al cuadro -La Ciudadela-, y metiéndonos por las callecitas del mero centro de Cairo. Allí se ve lo mismo que en los pueblos de Venezuela, la gente hablando paja al frente de su casa, sacan las sillas y se ponen a conversar, en vez de ponerse a limpiar el frente de su casa, que bien cochino que está. Aquí se nota la herencia que a través los españoles nos dejaron los árabes en nuestra cultura: flojera alante.
Dentro y fuera de la ciudadela vimos todas las mesquitas del mundo, de todos los estilos y colores, nuevas, la más vieja de África, en buen estado, cayéndose, en remodelación, chiquitas, bestialmente grandes. Lo único común entre todas ellas es el color, un beige rojizo que es el mismo color de la piedra usada para su construcción, que mezclado con la arena, y el color amarillento del cielo por la contaminación, termina viéndose como un gris rojizo.
Hay más mesquitas aquí por metro cuadrado que en Arabia Saudita, mezclaítas con iglesias cristianas. Son mil y pico de mesquitas y no se cuantas iglesias en una ciudad de alrededor de 15 millones de personas. Pero no son fanáticos para nada, y así como hay gente que va a la iglesia, también se echan palos, las mujeres no andan con un trapo en la cara, y se respira un ambiente general de paz con el mundo.
Viendo las márgenes del Nilo es cuando se nota lo fértil de esta tierra, que es la razón principal del surgimiento de los asentamientos y grandes culturas de Egipto. Y uno empieza a entender el por qué la gente anda de los más feliz aunqe parezca que no está haciendo nada: hacen, pero lento. El entorno se encarga de proveer los medios.
Ya llegando a Giza se ven las pirámides detrás de los edificios, y de los asentamientos que han surgido alrededor del turismo. Si ud. cree que va a conseguir las pirámides en el medio del desierto, creame que está pelado, las pirámides ya casí están rodeadas por la ciudad, sólo les falta un lado. Pero volviendo a nuestro cuento... llegamos a una tienda que vende papiros, perfumes y alquila camellos y caballos con su respectivo guía. Después de discutir un rato el precio, acordamos el paseo en un caballo --Ni por casualidad me montaré en un camello para terminar oloroso a bosta-- y arrancamos para las pirámides. Por la hora, ya no se veía mucho, pero siempre quedaba el consuelo de tomarle las fotos a las pirámides de noche, con la iluminación del "show de luces" que presentan todas las noches.
Pero...
La cámara se quedó sin baterías después de la primera foto, y así, e único recuerdo que me queda de la visita a las pirámides es esta foto medio desenfocada que logré tomar.
Y por supuesto, también me quedó la impresión del sitio: un piedrero inmenso. Que desperdicio de energía en adular a un seres humanos que se creían dioses.
Tracklog: De las pirámides a la tienda.
Me conseguí un chofer, loco'e bolas para manejar como todos, pero que al menos habla buen inglés, y se conoce la historia del sitio. O por lo menos echa unos cuentos muy convincentes, a lo mejor lo que hace es hablar pura paja, pero al menos el tipo habla como si supiera del tema.
Nos fuimos por el camino largo, dándole la vuelta al cuadro -La Ciudadela-, y metiéndonos por las callecitas del mero centro de Cairo. Allí se ve lo mismo que en los pueblos de Venezuela, la gente hablando paja al frente de su casa, sacan las sillas y se ponen a conversar, en vez de ponerse a limpiar el frente de su casa, que bien cochino que está. Aquí se nota la herencia que a través los españoles nos dejaron los árabes en nuestra cultura: flojera alante.
Dentro y fuera de la ciudadela vimos todas las mesquitas del mundo, de todos los estilos y colores, nuevas, la más vieja de África, en buen estado, cayéndose, en remodelación, chiquitas, bestialmente grandes. Lo único común entre todas ellas es el color, un beige rojizo que es el mismo color de la piedra usada para su construcción, que mezclado con la arena, y el color amarillento del cielo por la contaminación, termina viéndose como un gris rojizo.
Hay más mesquitas aquí por metro cuadrado que en Arabia Saudita, mezclaítas con iglesias cristianas. Son mil y pico de mesquitas y no se cuantas iglesias en una ciudad de alrededor de 15 millones de personas. Pero no son fanáticos para nada, y así como hay gente que va a la iglesia, también se echan palos, las mujeres no andan con un trapo en la cara, y se respira un ambiente general de paz con el mundo.
Viendo las márgenes del Nilo es cuando se nota lo fértil de esta tierra, que es la razón principal del surgimiento de los asentamientos y grandes culturas de Egipto. Y uno empieza a entender el por qué la gente anda de los más feliz aunqe parezca que no está haciendo nada: hacen, pero lento. El entorno se encarga de proveer los medios.
Ya llegando a Giza se ven las pirámides detrás de los edificios, y de los asentamientos que han surgido alrededor del turismo. Si ud. cree que va a conseguir las pirámides en el medio del desierto, creame que está pelado, las pirámides ya casí están rodeadas por la ciudad, sólo les falta un lado. Pero volviendo a nuestro cuento... llegamos a una tienda que vende papiros, perfumes y alquila camellos y caballos con su respectivo guía. Después de discutir un rato el precio, acordamos el paseo en un caballo --Ni por casualidad me montaré en un camello para terminar oloroso a bosta-- y arrancamos para las pirámides. Por la hora, ya no se veía mucho, pero siempre quedaba el consuelo de tomarle las fotos a las pirámides de noche, con la iluminación del "show de luces" que presentan todas las noches.
Pero...
La cámara se quedó sin baterías después de la primera foto, y así, e único recuerdo que me queda de la visita a las pirámides es esta foto medio desenfocada que logré tomar.
Y por supuesto, también me quedó la impresión del sitio: un piedrero inmenso. Que desperdicio de energía en adular a un seres humanos que se creían dioses.
Ni de vaina que manejo en Cairo
Llegandito a Cairo después de mil años de viaje, consigo a un "buen chofer, my friend", que me lleva a diez mil kilómetros por hora al hotel.
Y después del susto, el tipo se me arrechó porque "10 libras son sólo 2 dólares". Esa era la propina, ya le había pagado al de la línea de taxis en el aeropuerto.
Estos choferes de Cairo son locos de bolas. Aquí ni de vaina que manejo.
Tracklog: hecho mierda y con tráfico, del aeropuerto al hotel
Y después del susto, el tipo se me arrechó porque "10 libras son sólo 2 dólares". Esa era la propina, ya le había pagado al de la línea de taxis en el aeropuerto.
Estos choferes de Cairo son locos de bolas. Aquí ni de vaina que manejo.
Tracklog: hecho mierda y con tráfico, del aeropuerto al hotel
Saturday, April 28, 2007
Ladillaísimo en Amsterdam
A todo el mundo le gusta decir que eso de "viajar es sabroso". Pero cuando uno anda de trabajo, y no de vacaciones, la cosa cambia.
Por ejemplo, hoy llegué a Amsterdam a la 8 de la mañana y me he conseguido con un aeropuerto que no tiene nada que envidiarle a La Bandera: un peo de gente, desorganizado, y la gente de atención de KLM con cara de culo.
Lo bueno es que ya pasó, y ahora sólo tengo que estar aquí en el aeropuerto hasta la 8 de la noche, para coger el vuelo a Cairo, y llegar a las 2 de la mañana. De pinga, pues.
Ahora, tengo que reconocer que lo bueno de viajar es el servicio en el cuarto. Nada de recoger sábanas, y uno pide la comida por teléfono.
Flojera alante, pués.
Nota después de cuarenta y ocho mil horas esperando el próximo vuelo: por fin me voy de esta mierda, nojoda. Menos mal que la cerveza es buena aquí.
Sunday, December 31, 2006
García Márquez, Gloria Gaitán y la izquierda latinoamericana
Desde Buenos Aires, 8 de abril de 2004
De García Márquez siempre me gustó la facilidad con que puede describir la situación más fatal como un simple evento en el acontecer nuestras vidas, y como puede hacer de cualquier cuentito de familia una novela que no te deja escapar. Y la frescura de su prosa siempre me dió mucho placer.
En las últimas vacaciones de soltero que tomé hace alrededor de 8 años en Chichiriviche con mis amigas Fá y Pá, me encontré una noche meciéndome en un chinchorro, sudando a chorros, mantando unos zancudos gigantescos y leyando “Doce cuentos peregrinos”. En su prólogo, García Márquez echa el cuento del origen de cada uno de los doce relatos, de una manera tan terrenal, pero tan sabrosa, que lo disfruté tanto o más que los cuentos en sí. Hablando de lo díficil que es el cuento como género literario, y en referencia al origen de algún cuento en particular, García Márquez nos escribe que de joven siempre quizo contar su funeral, una parranda muy alegres donde todos sus amigos van por la calle saludándose, bailando, cantando música caribeña y cargando su ataúd. Y él de repente se da cuenta que el muerto es él, que nadie le hace caso porque está dentro del ataúd. Y ahí, el García Márquez escribió una frase que a mi entender, es clave para entender al hombre García Márquez y a su obra: lo malo de morirse es que ya no se puede estar con los amigos.
Una tarde mediados de 2003, caminado por el pequeño aeropuerto de La Paz -a la espera de un vuelo que me llevaría de vuelta a Caracas después de una semana agotadora de entrevistas y muy buenas comidas- entré al único sitio abierto a esas horas: una librería, que mostraba en sus vidrieras los mismos repetidos títulos de todas las librerías de todos los aeropuertos del mundo: los manuales para que el un mortal cualquiera se convierta en el ejecutivo más exitoso en la historia del difícil mundo empresarial americano, los libros de auto-ayuda que sólo sirven para que los seres depresivos se den cuenta de lo difícil que es vivir cuando no se quiere vivir, las ediciones baratas de los best sellers gringos del momento, el ejemplar ya mohoso de "Le Monde", en fin, una librería más en un aeropuerto más. Sólo el aburrimiento mortal de los aeropuertos y las amables palabras de quien supongo es el dueño de la tienda me llevaron allí. Pensé en preguntar por uno o dos libros–que hasta los momentos no he conseguido en ningún lado, ni siquiera en la editorial que los imprime– y salir inmediatamente del sitio, pero por segunda vez en un minuto la amabilidad con que me atendía el señor me cambió los planes. Después de una tranquila y agradable conversación sobre lo humano y lo divino, me comenta con tono de quien hable sobre un familiar enfermo, que García Márquez se está muriendo.
- Si, supongo –respondí sin pensar mucho en el asunto-. Ya no es un niñito, tiene unos cuantos años encima. Seguro que es cáncer de tanto fumar, o alguna complicación del hígado.
- Si, es el cáncer. ¿Sabes que publicó una autobiografía? Aquí tengo la primera parte.
En ese momento recordé, como quien no quiere la cosa, la parranda de su muerte, pensado “Este libro va a estar bueno. Lástima que se tenga que morir para echar ese cuento”, y lo compré. Para mi sorpresa, su precio era mucho menor que de lo esperado, ese día aprendí que a Bolivia llegan libros de toda hispanoamérica y es el sitio más barato para compara libros, supongo que por el contrabando y por las ediciones no autorizadas que luego me dí cuenta se venden en cualquier parte, y llevé conmigo no sólo ese libro, sino también otros tres. Es una costumbre que no he perdido, y cada vez que voy a esa querida tierra, me devuelvo cargado con la literatura que de otro modo no podría comprar.
Después de unos pocos minutos de conversación con el amable librero, salí apurado de allí y me fuí a buscar un asiento en la sala de espera para leer el libro. Estaba ansioso de leer el cuento de la parranda, como si ya supiera de antemano de qué se trata el libro. Por supuesto estaba equivocado, el libro no es el cuento de su muerte, es el cuento de su vida.
La pequeña desilución de no encontrar por ningún lado la apoteósica parranda fue compensada con creces por una deliciosa narración de su juventud, de los seminarios, de sus amores, de sus inicios como escritor, del origen de sus novelas, de su humanización: ya no es el inalcanzable escritor, es el ser humano que cuenta los azares de su vida. En esas estaba, metido de cabeza en la lectura, volando a varios miles de metros en un avión que parecía caer y sin embargo me sentía transportado a la Bogotá de 1948, cuando me encontré con la descripción más veraz, y a la vez más deshonesta que he leído sobre los aciagos días en que Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado.
Y es deshonesta porque García Márquez trata de contar su verdad con la óptica del muchacho recién llegado a la capital que ve los acontecimientos como un observador imparcial, como si 55 años no hubiesen pasado, como si no fuese evidente que usa sus dotes de excelso narrador para tratar de hacernos ver que todos los males de Colombia fueron el resultado del asesinato de Gaitán, en una prosa que a ratos parecía un panfleto redactado en La Habana, que destilaba sus ideologías, sus anhelos, pero también sus apetencias políticas.
Así como la Gran Guerra no fue el producto del asesinato de un archiduque sino la consecuencia de muchos otros factores convergentes en ese evento, los males de Colombia no son el resultado del asesinato de Gaitán, son el resultado de miles de asesinatos, de años de corrupción, de pobreza mental, de sed de poder de todos los que han pasado por los poderes públicos, de todos los que han tenido el poder y el dinero que da el negocio del terror, del secuestro y del narcotráfico, que se han producido en Colombia desde dejó de ser una colonia española. Como si no se ha demostrado una y otra vez que la utopía de la izquierda no es realizable, así como no es realizable la utopía de la derecha. Como si no supieramos ya que los héroes son el fruto de los autores que ensalsan sus virtudes, en vez de mostrarlos como los humanos que fueron, que los modelos socioeconómicos exitosos no se rigen por una ideología, sindo por el pragmatismo y la justicia social, como si no tuviesemos décadas proclamando la crisis de nuestros países a la vez que seguimos comentiendo los mismos errores. A pesar del difícil entorno para el desarrollo humano, Colombia es actualmente, después de Chile, el país de latinoamerica con la economía más estable, con los niveles educativos más altos, con niveles de desarrollo humano en franco crecimiento, desde la caída de los grandes narcos. Basta darse una paseadita por las ciudades, por Bogotá, por Medellín, por Cali, pero también por los pueblos que tradicionalmente han sido dejados de lado por los gobiernos de turno, para palpar la mejoría muy visible en la calidad de vida del hombre de a pié. Y todo esto a pesar del rechazo que tiene en la población medidas muy poco populares de Uribe tales como la extensión de los años de vida laboral del trabajador, del pago de impuestos sobre las pensiones, de los recortes de los gastos en la administración pública, de la ampliación de la alianza con los Estados Unidos en el combate contra la guerrilla y el narcotráfico. Rechazo que, si bien es muy real, no representa lo que dice el empresario, el trabajador y el nuevo empleado de la fábrica que no conseguía trabajo desde hacía cuatro años. Incluso mis allegados más críticos de Uribe están de acuerdo que el rumbo trazado es el correcto. El problema es que “este man no ha sabido suavizar el impacto de sus medidas, parece que no quiere seguir en la política cuando salga de la presidencia...”.
En este entorno nos encontramos con la visita de la Gloria Gaitán, hija del Jorge Eliécer Gaitán que fue asesinado por los gobernantes de turno, el héroe de García Márquez y de la izquierda latinoamericana. Ella viene a Maracaibo a hablarnos del maquiavélico plan de los Estados Unidos para invadirnos y adueñarse de nuestros países, de su disposición personal a participar en la política venezolana para reconquistar la gobernación del Estado Zulia a manos de un militar con cojones para que se oponga a los deseos de Washington, de los vínculos del gobierno venezolano con la guerrilla colombiana, y de la única verdad a medias que dijo en su intervención: “Porque mientras Gaitán esté en las memoria de los colombianos no habrá paz en Colombia”. Tiene toda la razón, mientras en la memoria de los colombianos se mantengan los caudillos como la solución a los problemas, no habrá paz en Colombia. Más lamentable aún fue la degeneración del discurso en la alabanza del también asesinado Salvador Allende, olvidando que Chile como sociedad ahora reconoce sus dos errores políticos más grandes: el haber creído en la izquierda, y el haber creído en la derecha. Las bajas pasiones políticas se tradujeron en demasiados años dictadura, represión y muertes. Afortunadamente la locura parece haber dado paso a la racionalidad, aunque las heridas tardan aún en sanar, la mejoría es notable.
No es abrazando ideologías ni caudillos como construiremos nuestros países, no debemos acabar con los disidentes, no debemos buscar nuevos caudillos que reemplacen a los que ya se han ido. Sólo con una democracia responsable, un plan de país salido del concenso de todos los integrantes de nuestras sociedades, con políticas de estado coherentes y estables, y con la aplicación cabal de las leyes podremos entrar en el sendero de la reconciliación de nuestros coterraneos y del desarrollo sostenible.
Hablando de reconciliaciones, estoy esperando mi viaje de la próxima semana a Bolivia. Espero que el segundo tomo de la biografía de García Márquez ya halla sido publicado, y espero poder reconciliarme con uno de mis autores favoritos de la Lengua Española.
De García Márquez siempre me gustó la facilidad con que puede describir la situación más fatal como un simple evento en el acontecer nuestras vidas, y como puede hacer de cualquier cuentito de familia una novela que no te deja escapar. Y la frescura de su prosa siempre me dió mucho placer.
En las últimas vacaciones de soltero que tomé hace alrededor de 8 años en Chichiriviche con mis amigas Fá y Pá, me encontré una noche meciéndome en un chinchorro, sudando a chorros, mantando unos zancudos gigantescos y leyando “Doce cuentos peregrinos”. En su prólogo, García Márquez echa el cuento del origen de cada uno de los doce relatos, de una manera tan terrenal, pero tan sabrosa, que lo disfruté tanto o más que los cuentos en sí. Hablando de lo díficil que es el cuento como género literario, y en referencia al origen de algún cuento en particular, García Márquez nos escribe que de joven siempre quizo contar su funeral, una parranda muy alegres donde todos sus amigos van por la calle saludándose, bailando, cantando música caribeña y cargando su ataúd. Y él de repente se da cuenta que el muerto es él, que nadie le hace caso porque está dentro del ataúd. Y ahí, el García Márquez escribió una frase que a mi entender, es clave para entender al hombre García Márquez y a su obra: lo malo de morirse es que ya no se puede estar con los amigos.
Una tarde mediados de 2003, caminado por el pequeño aeropuerto de La Paz -a la espera de un vuelo que me llevaría de vuelta a Caracas después de una semana agotadora de entrevistas y muy buenas comidas- entré al único sitio abierto a esas horas: una librería, que mostraba en sus vidrieras los mismos repetidos títulos de todas las librerías de todos los aeropuertos del mundo: los manuales para que el un mortal cualquiera se convierta en el ejecutivo más exitoso en la historia del difícil mundo empresarial americano, los libros de auto-ayuda que sólo sirven para que los seres depresivos se den cuenta de lo difícil que es vivir cuando no se quiere vivir, las ediciones baratas de los best sellers gringos del momento, el ejemplar ya mohoso de "Le Monde", en fin, una librería más en un aeropuerto más. Sólo el aburrimiento mortal de los aeropuertos y las amables palabras de quien supongo es el dueño de la tienda me llevaron allí. Pensé en preguntar por uno o dos libros–que hasta los momentos no he conseguido en ningún lado, ni siquiera en la editorial que los imprime– y salir inmediatamente del sitio, pero por segunda vez en un minuto la amabilidad con que me atendía el señor me cambió los planes. Después de una tranquila y agradable conversación sobre lo humano y lo divino, me comenta con tono de quien hable sobre un familiar enfermo, que García Márquez se está muriendo.
- Si, supongo –respondí sin pensar mucho en el asunto-. Ya no es un niñito, tiene unos cuantos años encima. Seguro que es cáncer de tanto fumar, o alguna complicación del hígado.
- Si, es el cáncer. ¿Sabes que publicó una autobiografía? Aquí tengo la primera parte.
En ese momento recordé, como quien no quiere la cosa, la parranda de su muerte, pensado “Este libro va a estar bueno. Lástima que se tenga que morir para echar ese cuento”, y lo compré. Para mi sorpresa, su precio era mucho menor que de lo esperado, ese día aprendí que a Bolivia llegan libros de toda hispanoamérica y es el sitio más barato para compara libros, supongo que por el contrabando y por las ediciones no autorizadas que luego me dí cuenta se venden en cualquier parte, y llevé conmigo no sólo ese libro, sino también otros tres. Es una costumbre que no he perdido, y cada vez que voy a esa querida tierra, me devuelvo cargado con la literatura que de otro modo no podría comprar.
Después de unos pocos minutos de conversación con el amable librero, salí apurado de allí y me fuí a buscar un asiento en la sala de espera para leer el libro. Estaba ansioso de leer el cuento de la parranda, como si ya supiera de antemano de qué se trata el libro. Por supuesto estaba equivocado, el libro no es el cuento de su muerte, es el cuento de su vida.
La pequeña desilución de no encontrar por ningún lado la apoteósica parranda fue compensada con creces por una deliciosa narración de su juventud, de los seminarios, de sus amores, de sus inicios como escritor, del origen de sus novelas, de su humanización: ya no es el inalcanzable escritor, es el ser humano que cuenta los azares de su vida. En esas estaba, metido de cabeza en la lectura, volando a varios miles de metros en un avión que parecía caer y sin embargo me sentía transportado a la Bogotá de 1948, cuando me encontré con la descripción más veraz, y a la vez más deshonesta que he leído sobre los aciagos días en que Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado.
Y es deshonesta porque García Márquez trata de contar su verdad con la óptica del muchacho recién llegado a la capital que ve los acontecimientos como un observador imparcial, como si 55 años no hubiesen pasado, como si no fuese evidente que usa sus dotes de excelso narrador para tratar de hacernos ver que todos los males de Colombia fueron el resultado del asesinato de Gaitán, en una prosa que a ratos parecía un panfleto redactado en La Habana, que destilaba sus ideologías, sus anhelos, pero también sus apetencias políticas.
Así como la Gran Guerra no fue el producto del asesinato de un archiduque sino la consecuencia de muchos otros factores convergentes en ese evento, los males de Colombia no son el resultado del asesinato de Gaitán, son el resultado de miles de asesinatos, de años de corrupción, de pobreza mental, de sed de poder de todos los que han pasado por los poderes públicos, de todos los que han tenido el poder y el dinero que da el negocio del terror, del secuestro y del narcotráfico, que se han producido en Colombia desde dejó de ser una colonia española. Como si no se ha demostrado una y otra vez que la utopía de la izquierda no es realizable, así como no es realizable la utopía de la derecha. Como si no supieramos ya que los héroes son el fruto de los autores que ensalsan sus virtudes, en vez de mostrarlos como los humanos que fueron, que los modelos socioeconómicos exitosos no se rigen por una ideología, sindo por el pragmatismo y la justicia social, como si no tuviesemos décadas proclamando la crisis de nuestros países a la vez que seguimos comentiendo los mismos errores. A pesar del difícil entorno para el desarrollo humano, Colombia es actualmente, después de Chile, el país de latinoamerica con la economía más estable, con los niveles educativos más altos, con niveles de desarrollo humano en franco crecimiento, desde la caída de los grandes narcos. Basta darse una paseadita por las ciudades, por Bogotá, por Medellín, por Cali, pero también por los pueblos que tradicionalmente han sido dejados de lado por los gobiernos de turno, para palpar la mejoría muy visible en la calidad de vida del hombre de a pié. Y todo esto a pesar del rechazo que tiene en la población medidas muy poco populares de Uribe tales como la extensión de los años de vida laboral del trabajador, del pago de impuestos sobre las pensiones, de los recortes de los gastos en la administración pública, de la ampliación de la alianza con los Estados Unidos en el combate contra la guerrilla y el narcotráfico. Rechazo que, si bien es muy real, no representa lo que dice el empresario, el trabajador y el nuevo empleado de la fábrica que no conseguía trabajo desde hacía cuatro años. Incluso mis allegados más críticos de Uribe están de acuerdo que el rumbo trazado es el correcto. El problema es que “este man no ha sabido suavizar el impacto de sus medidas, parece que no quiere seguir en la política cuando salga de la presidencia...”.
En este entorno nos encontramos con la visita de la Gloria Gaitán, hija del Jorge Eliécer Gaitán que fue asesinado por los gobernantes de turno, el héroe de García Márquez y de la izquierda latinoamericana. Ella viene a Maracaibo a hablarnos del maquiavélico plan de los Estados Unidos para invadirnos y adueñarse de nuestros países, de su disposición personal a participar en la política venezolana para reconquistar la gobernación del Estado Zulia a manos de un militar con cojones para que se oponga a los deseos de Washington, de los vínculos del gobierno venezolano con la guerrilla colombiana, y de la única verdad a medias que dijo en su intervención: “Porque mientras Gaitán esté en las memoria de los colombianos no habrá paz en Colombia”. Tiene toda la razón, mientras en la memoria de los colombianos se mantengan los caudillos como la solución a los problemas, no habrá paz en Colombia. Más lamentable aún fue la degeneración del discurso en la alabanza del también asesinado Salvador Allende, olvidando que Chile como sociedad ahora reconoce sus dos errores políticos más grandes: el haber creído en la izquierda, y el haber creído en la derecha. Las bajas pasiones políticas se tradujeron en demasiados años dictadura, represión y muertes. Afortunadamente la locura parece haber dado paso a la racionalidad, aunque las heridas tardan aún en sanar, la mejoría es notable.
No es abrazando ideologías ni caudillos como construiremos nuestros países, no debemos acabar con los disidentes, no debemos buscar nuevos caudillos que reemplacen a los que ya se han ido. Sólo con una democracia responsable, un plan de país salido del concenso de todos los integrantes de nuestras sociedades, con políticas de estado coherentes y estables, y con la aplicación cabal de las leyes podremos entrar en el sendero de la reconciliación de nuestros coterraneos y del desarrollo sostenible.
Hablando de reconciliaciones, estoy esperando mi viaje de la próxima semana a Bolivia. Espero que el segundo tomo de la biografía de García Márquez ya halla sido publicado, y espero poder reconciliarme con uno de mis autores favoritos de la Lengua Española.
Subscribe to:
Posts (Atom)