Sunday, April 29, 2007

Y ese poco'e piedras

Como cosa rara hoy me tocó un día tranquilo, y ya que ando en Cairo, ¿qué otra cosa que hacer sino y a ver las pirámides?

Me conseguí un chofer, loco'e bolas para manejar como todos, pero que al menos habla buen inglés, y se conoce la historia del sitio. O por lo menos echa unos cuentos muy convincentes, a lo mejor lo que hace es hablar pura paja, pero al menos el tipo habla como si supiera del tema.

Nos fuimos por el camino largo, dándole la vuelta al cuadro -La Ciudadela-, y metiéndonos por las callecitas del mero centro de Cairo. Allí se ve lo mismo que en los pueblos de Venezuela, la gente hablando paja al frente de su casa, sacan las sillas y se ponen a conversar, en vez de ponerse a limpiar el frente de su casa, que bien cochino que está. Aquí se nota la herencia que a través los españoles nos dejaron los árabes en nuestra cultura: flojera alante.

Dentro y fuera de la ciudadela vimos todas las mesquitas del mundo, de todos los estilos y colores, nuevas, la más vieja de África, en buen estado, cayéndose, en remodelación, chiquitas, bestialmente grandes. Lo único común entre todas ellas es el color, un beige rojizo que es el mismo color de la piedra usada para su construcción, que mezclado con la arena, y el color amarillento del cielo por la contaminación, termina viéndose como un gris rojizo.

Hay más mesquitas aquí por metro cuadrado que en Arabia Saudita, mezclaítas con iglesias cristianas. Son mil y pico de mesquitas y no se cuantas iglesias en una ciudad de alrededor de 15 millones de personas. Pero no son fanáticos para nada, y así como hay gente que va a la iglesia, también se echan palos, las mujeres no andan con un trapo en la cara, y se respira un ambiente general de paz con el mundo.

Viendo las márgenes del Nilo es cuando se nota lo fértil de esta tierra, que es la razón principal del surgimiento de los asentamientos y grandes culturas de Egipto. Y uno empieza a entender el por qué la gente anda de los más feliz aunqe parezca que no está haciendo nada: hacen, pero lento. El entorno se encarga de proveer los medios.

Ya llegando a Giza se ven las pirámides detrás de los edificios, y de los asentamientos que han surgido alrededor del turismo. Si ud. cree que va a conseguir las pirámides en el medio del desierto, creame que está pelado, las pirámides ya casí están rodeadas por la ciudad, sólo les falta un lado. Pero volviendo a nuestro cuento... llegamos a una tienda que vende papiros, perfumes y alquila camellos y caballos con su respectivo guía. Después de discutir un rato el precio, acordamos el paseo en un caballo --Ni por casualidad me montaré en un camello para terminar oloroso a bosta-- y arrancamos para las pirámides. Por la hora, ya no se veía mucho, pero siempre quedaba el consuelo de tomarle las fotos a las pirámides de noche, con la iluminación del "show de luces" que presentan todas las noches.

Pero...

La cámara se quedó sin baterías después de la primera foto, y así, e único recuerdo que me queda de la visita a las pirámides es esta foto medio desenfocada que logré tomar.

Y por supuesto, también me quedó la impresión del sitio: un piedrero inmenso. Que desperdicio de energía en adular a un seres humanos que se creían dioses.




Tracklog: De las pirámides a la tienda.

3 comments:

Verga q ladilla said...

jajaja... va pues, cada loco con su tema... eso lo hicieron, pa ke un pela bola fuera pa'lla y lo criticara alrededor del mundo y ya!!

Ramonchis said...

eugenia, gracias por lo de pela bolas, muy "charming" de tu parte.

Tendré que enchufarme con el gobierno a ver si dejo de ser pelabolas.

Fa said...

va sié, embustero. Te fuiste a la guaira a tomá fotos te diste durisimo con el fotochos. Enfocame'ste balurdo!!! Enfocamelo!!!